Ermitas

Ermita De San Cristobal

Ermita De San Cristobal

La Ermita de San Cristóbal se encuentra en un alto, sirviendo de mirador sobre los alrededores de Valdelinares. El templo está compuesto por una nave rectangular y techumbre de madera con aires mudéjares. El atrio está al descubierto y probablemente cumplió con la función de camposanto, con enterramientos pavimentales.

Ermita Virgen de Loreto

Su construcción data de 1.729, fecha que aparece grabada sobre la ventada de adoración. A diferencia del resto de ermitas de la sierra de Gúdar, las puertas adinteladas, de acceso al interior, son tres.El pequeño templo consta de planta rectangular y tejado a cuatro aguas.Ermita Virgen De Loreto_1

El elemento más destacado de su construcción es, sin duda, el retiro. De inmensas proporciones, consta de ocho columnas toscanas, dos de ellas adosadas a la nave, y dispuestas sobre un muro corrido de sillería, con un banco perfectamente labrado. Las columnas alcanzan una elevada altura y sobre ellas reposa una cornisa de madera ricamente tallada.

El retiro resguarda bajo su techo un peirón que se sitúa justo frente a la ventana de adoración. Esta cruz tallada en piedra fue restaurada por Rafael Herrero, sustituyendo a la antigua cruz de madera ya muy deteriorada.

Otro rasgo peculiar de esta ermita es la existencia de dos ventanas de adoración, en la parte delantera y posterior de la nave, para acoger así un mayor número de fieles.

ErmitaVirgenDeLoreto_2

La Ermita de la Virgen de Loreto guarda una curiosa historia de tintes legendarios, que se remonta al año 1.725. “Según se cuenta, un ganadero local vendió su rebaño cuando se hallaba invernando en La Plana, sorteando el crudo invierno de la sierra. De vuelta hacia su pueblo, supo la intención que tenían de robarle unos forajidos y se le ocurrió entonces vender su buen caballo y disfrazarse de mendigo. Con semejante apariencia, se encomendó a la Virgen de Loreto, rogándoles amparo y prometiéndoles que si salía indemne del trance, el dinero obtenido por la venta de su ganado lo ofrecería para construirle una ermita. Así fue, el ganadero que retornó sin daño alguno donó el montante de la venta para levantar la hermosa ermita que hoy preside la entrada del pueblo de Valdelinares.»